Estuvimos en....

domingo, 17 de mayo de 2009


Iquitos tiene la particularidad de ser la ciu
dad más grande del mundo a la que no se llega por carretera. Los únicos accesos posibles son por vía fluvial o aérea.

Un poco antes de llegar a Iquitos se juntan los ríos Marañon y Ucayali dando nacimiento al río Amazonas.
Es por eso que Iquitos es el mejor punto de acceso a la selva si se mira desde el Perú, y por consecuencia es una ciudad muy turística repleta de oficinas de turismo y guías que trabajan en las calles buscando a quien llevar a la selva. Vale recalcar que los precios para hacer una excursión a la selva son exageradamente altos.

Además de las excursiones, desde Iquitos uno puede cruzar la frontera hacia Brasil, por el río Amazonas; hacia Leticia, Colómbia, también por el Amazonas; y hacia Ecuador, por el rio Napo.
Iquitos es, para aquellos viajeros que continúen explorando el continente, la mejor opción para salir del país teniendo en cuenta que por la costa solo se puede ir hacia Ecuador y las playas peruanas no valen para nada la pena.
Para aquellos que, como nosotros, dejan Brasil para otro viaje es la mejor oportunidad para conocer la selva.
Ni bien llegamos a Iquitos nos pusimos a averiguar como hacer para cruzar a Ecuador. Descartamos Manaus, en Brasil, porque nos alejaba mucho de nuestra ruta, y también descartamos navegar hacia Colómbia porque primero queríamos entrar en Ecuador.
El problema que se nos presentó fue que las “movilidades por el río” (embarcaciones y transporte fluvial) solo son comunes en dirección a los dos países descartados y por el contrario no existe casi relación entre Perú y Ecuador por esta zona de sus fronteras.
No es para nada común viajar desde Iquitos a Coca. Casi nadie se atreve a remontar el río Napo.
En ningún momento descartamos la posibilidad de tener la misma suerte que tuvimos en Pucallpa. Queríamos conseguir otro milagro, pero esta vez no fue posible.
Las “lanchas” son la única movilidad - en la entrada anterior hicimos una breve descripción sobre las “lanchas” que transportan pasajeros y carga – y son mucho peores que las que hacen el recorrido de Pucallpa a Iquitos. Existen solo 4 “lanchas” que remontan el Napo hasta Pantoja, último pueblo peruano antes de ingresar a Ecuador. Están en tan malas condiciones que se pasan la mitad del mes en el taller, anuncian las salidas para un sábado, por ejemplo, y salen recién a los 10 días de pasado ese sábado con tanta carga y pasajeros que en lugar de demorarse 6 días en hacer el recorrido se demoran 10. Y todo funciona así de mal, para nosotros, y así de normal para los mismos peruanos que son los más damnificados.
En algún momento pensamos en salir por la puerta de atrás y regresar hasta Yurimaguas, de ahí bajar por tierra hasta Tarapoto, seguir por carretera hasta Chiclayo, luego Piura, Mancora y entrar en Ecuador por Tumbes.
Pero no! Llegamos a Iquitos con el fin de seguir hacia Ecuador y no nos íbamos a rendir y dejar de aventurarnos en lo desconocido y la selva.
En la oficina de turismo nos brindaron bastante información sobre algunas alternativas para avanzar por el río y como podíamos hacer para visitar algunos pueblos y comunidades siguiendo la ruta del río Napo.
Resulta que a mitad de camino entre Iquitos y Pantoja existe un pueblo que se llama Santa Clotilde y que se puede llegar hasta allí tomando un “deslizador” o rápido (lanchitas pequeñas con motores grandes) en unas 4 horas, cuando las “lanchas” se demoran unos 2 o 3 días en hacer el mismo recorrido.
Ahora tocaba esperar a que zarpe alguna de estas “lanchas” hacia Pantoja y dejar pasar unos 2 días para alcanzarla en Santa Clotilde y así nos quedaría solo la mitad del terrible viaje.
El plan resultaba perfecto porque visitando los distintos puertos encontramos que una de ellas, el “ANDY” estaba punto de salir ese mismo día, y era verdadero, iba a salir...
La misma tripulación del ANDY nos dijo que se demorarían 2 días en pasar por Santa Clotilde y que en unos 5 a 6 días completaban el recorrido de Iquitos a Pantoja, por lo que nos quedarían unos 3 días para navegar con ellos hasta migraciones peruanas.
Dejamos pasar un día y medio y partimos hacia Santa Clotilde. De momento las cosas iban bien y con mucho entusiasmo y ganas de llegar a Ecuador. De todas las opciones esta era la más cómoda, pasar solo 3 noches en la “lancha” no era para nada grave y suficiente como para que resulte de ello una grata experiencia...
Pero como siempre algo tenía que pasar.
A los poco minutos de salir con el deslizador, hacia Santa Clotilde, adelantamos al Andy, y eso fue una mala señal.
Nadie esperaba ver al Andy por lo menos pasadas unas 3 horas de viaje...
En seguida nos dimos cuenta de que tendríamos que pasar una noche en Santa Clotilde y esperar con los dedos cruzados a que no se demore más nuestro nuevo “amigo” El Andy!
Queremos comentar que vale la pena conocer Santa Clotilde. Es una comunidad del río Napo en donde la gente aún se conserva con poca contaminación e influencias de la ciudad y el turismo.
Pasamos la noche en el único hospedaje del pueblo donde conocimos al Capitán Guerrero. Este es un militar peruano que viajaba más arriba de Santa para comenzar con su servicio de dos años en la base del Río Curaray.
El Curaray desemboca sobre el Napo a unas 12 horas al norte de Santa Clotilde.
El Capitán no conocía mucho la zona, pero nos comentó acerca de una comunidad cerca de la base llamada San Rafael y también nos dijo que todas las embarcaciones que pasan por ese punto, ya sea que suben o bajan por el río, están obligados a pasar por el control militar.
El plan seguía en curso y al final la demora del “amigo” nos permitió conocer una comunidad del río y resulto agradable pasar una noche ahí.
Al despertar nos encontramos con que el “amigo” Andy ya estaba descargando en Santa Clotilde y en seguida nos acercamos para preguntar a que hora salían en dirección a Pantoja.
Ahí vino el impacto de aguas muy frías...
La nueva noticia era que el “amigo” saldría recién por la noche y, además, cambiaba su curso normal y se desviaría por el río Curaray para entregar unos postes de luz en una comunidad al final del río, luego bajar otra vez hasta la desembocadura en el río Napo y recién ahí retomar el destino original hacia Pantoja.....

LA PU........ MADRE!!!!!!! (enojo argentino)

ME CAG..... EN DEU!!!!!!! (enojo catalán)

Ahora el tiempo del desvío sumaba 3 días más navegando con el “no tan amigo”... y la paciencia, se los aseguro, no estaba preparada para 6 días en total arriba de una lancha. No hace falta que contemos otra vez sobre las condiciones de viaje.
Lo único positivo era que teníamos unas cuantas horas para decidir si seguíamos con el
“no tan amigo” o si pedíamos en el bar un wishky y un revolver.....
;">En algún momento del día nos iluminamos y se nos ocurrió que podíamos comentar al Capitán Guerrero sobre la posibilidad de quedarnos a dormir en San Rafael, la comunidad que está en el cruce de los dos ríos, y esperar durante el día en la base militar a cualquier embarcación que pasara en dirección a Pantoja. El Capitán se puso muy de nuestro lado, (somos buenos actores), y enseguida nos ofreció incluso un poco más.
Resulta que de la base a la comunidad hay que caminar una media hora por la selva y el camino no es muy bueno así que nos prometió que se encargaría personalmente de cuidar nuestras cosas durante la noche y así nosotros podíamos ir sin equipaje a dormir tranquilos a San Rafael.
En el peor de los casos esperaríamos tres días entre la base y la comunidad a que regrese el “no tan amigo” de su desvío por el Curaray y de ahí el viaje sería de solo 3 días hasta Pantoja.
Llegamos con el Andy a la base militar después de toda la noche de viaje y enseguida el capitán Guerrero se encargó de presentarnos a los militares encargados del puesto de control y el mismísimo comandante. No hizo falta que nadie nos explique sobre rangos para entender que el capitán se encontraba en una buena posición.
Pasamos ese día muy entretenidos de charla entre oficiales y soldados, en los que sorprendentemente se encuentran niños de 15 años.
Como acordamos dejamos las mochilas en la base y partimos caminando a través de la selva acompañados por uno de los soldados hacia la comunidad de San Rafael, donde no hizo falta decir mucho que ya habíamos hecho amigos y encontrado una casa en donde poner nuestras hamacas para pasar la noche.
San Rafael es una comunidad indígena mucho mas pequeña que Santa Clotilde. La gente resulta muy amable y en ningún momento nos trataron como gringos, turistas o extranjeros. Nos dieron la oportunidad de participar en sus conversaciones, jugar con los niños a cartas y sentarnos en un bar a tomar cerveza caliente invitados por unos trabajadores de madera y también algunos soldados.

;">A la mañana siguiente aparecimos por la base y el comandante ya nos esperaba con el desayuno y muchas ganas de conversar. Pasada la mañana esperando en el control recibimos el llamado otra vez del comandante, pero esta vez para almorzar junto a las grandes autoridades de la base. En el almuerzo aprendimos mucho sobre el punto de vista del ejército peruano sobre las guerrillas y los grupos terroristas que en su momento fueron un problema cotidiano en la sociedad peruana. También hablamos un poco sobre estructuras militares, rangos y diferencias entre los ejércitos de nuestros países. Hasta incluso hablamos sobre animales de la selva y nos contaron los peligros de la zona, casos de anacondas, anguilas eléctricas, arañas, pirañas,...
Dentro de la base hay una laguna con un letrero gigante de prohibido bañarse ya que hacia no más de un año había muerto un soldado electrocutado por una anguila, y a otro soldado se le enganchó una anaconda de la rodilla pero milagrosamente se salvó. En esa laguna uno no se puede bañar, pero si que se puede hacer un paseito en canoa. Así que después del almuerzo nos aventuramos con un botecito sobre esas aguas tan peligrosas.
Pasamos ese día entretenidos en la base sin señal de ninguna embarcación y por la noche regresamos a San Rafael.
A la mañana siguiente otra vez repetimos la misma historia pero le agregamos el apoyo de la gente de la comunidad, como alguno dijo, “es una buena noticia si no los vilvemos a ver, significa que han encontrado movilidad”. Otra vez en la base nos esperaba el comandante con el desayuno y con un regalito. Nos dio un envase lleno de repelente militar, ya que los repelentes de farmacia no sirven para nada.
Después del desayuno nos dirigimos otra vez al puesto de control con esperanzas de que llegara alguna embarcación. Pasó la mañana y nada.

Como cada día nos fuimos a almorzar y por sorpresa de todos, justo terminando la comida, apareció nuestro “gran amigo”... No lo esperábamos hasta el día siguiente, así que fue una gran alegría. De ahí el Andy ya se iba a Pantoja y como iba con poca carga y pocos pasajeros preveía su llegada para dentro de un par de días.
;">Nos instalamos sobre la cubierta de las hamacas y empezamos a hacernos buenos amigos. Imaginen el aburrimiento de las personas que ya hacía una semana que estaban encerradas en el barco.
También hicimos buena relación con la tripulación y no faltó la conversación sobre Maradona y el 6 a 1 de la selección Argentina contra Bolivia en La Paz.
El tiempo pasó muy rápido y sin darnos cuenta llegamos a Pantoja, otra comunidad del río pero ésta si que te está contaminada por las influencias exteriores. La gente no tiene las mismas características que en las comunidades anteriores. Aquí, por ejemplo, dicen ser peruanos pero todos los precios están en dólares, como en Ecuador... Entendemos que muchas cosas llegan desde muy lejos y ya se pagan caras, pero otras no y se siente el abuso.
Cobran por los servicios tal como lo hacen en ecuador, la comida está tres veces más cara, las salidas hacia Nuevo Rocafuertre, siguiente pueblo por el río pero ya en Ecuador, las cobran totalmente desproporcionadas con el resto de los precios entre Iquitos y Pantoja. Ellos mismos reconocen que abusan del turismo y con mucho sarcasmo ya que una vez ahí......
Pero nosotros nos las ingeniamos para salir a cuenta y no dejar nada en ese pueblo que tanto nos disgustó.
En el barco conocimos a un ecuatoriano que nos contó que su padre viajaba de Nueva Rocafuerte a Pantoja, y viceversa, unas cuantas veces al mes. Entra con turistas a Perú y vuelve a su casa, del lado ecuatoriano, con animales y algunas provisiones más, pero rara vez sube con pasajeros.
Antes de llegar a Pantoja no era seguro que este señor estuviera por el lado peruano. Pero para nuestra continuada suerte así lo fue. El señor “Morocho” se encontraba por la zona en busca de unos chanchos para subir a Nuevo Rocafuerte y, gracias a que conocíamos un poco a su hijo, no tuvo inconveniente en llevarnos hasta Ecuador por solo 10 dólares y 30 soles....
Eso era todo lo que teníamos para ofrecer, un poco en serio y otro poco porque nos negamos a pagar 50 dólares que era lo que todos exigían. Por esto ganamos algunos enemigos. A pesar de que la tripulación de nuestro “gran amigo”, el señor de la gasolina, el ecuatoriano y su padre y algunos pantojinos más estaban de nuestro lado, ganamos como enemigos a todos los del gremio de los “pequepeques” y sobre todo a su lider, una mujer con muy mala onda que no hace más que comer sentada en su bar y decidir quien puede llevar a quien y hacia donde, junto a sus amigos arreglados de migraciones y permisos fluviales.
Pasamos nuestra última noche del lado peruano durmiendo en el Andy, con permiso de la tripulación, para no pagar hospedaje y a la mañana siguiente partimos con el Morocho y sus animales hacia Ecuador.
Así dejamos Perú. Con mucha alegría por haber logrado una ruta imposible y llena de trabas, y un poco de tristeza porque en la dificultad estuvo el encanto. Cumplimos con nuestro objetivo y llenamos nuestros corazones con una experiencia única e inolvidable.
En Nuevo Rocafuerte nos esperaban los de migraciones... va, no nos esperaban...
La historia en Ecuador comienza entrando por una frontera tan pero tan poco utilizada que ni siquiera tienen oficina de control migratorio y aduana, o mejor dicho, si la tienen pero no es más que la propia casa de los policías asignados a la selva.
Al ingresar esperamos unas 2 horas, aproximadamente, a que apareciera el policía con el sello para entrar. En ese rato se acercaron un montón de niños a jugar con nosotros y nos invitaron a recoger algunas frutas de los árboles de la quinta del cura, aprovechando que el cura no estaba.....
Cuando llegó el de migraciones nos hicimos amigos y le pedimos si nos dejaban dormir en el suelo de la casa-oficina y para sorpresa de los dos nos dijeron que si. Total no perdíamos nada con hacer el intento y resultó que hasta nos dieron una cama y nos pusieron el mosquitero para que soñemos con los angelitos.
Hace unos días un amigo nos preguntó cual fue el sitio más raro en el que dormimos alguna vez y definitivamente fue este, nunca habíamos dormido en una oficina de migraciones.
Nos tocó pasar la noche y despertar a las 4 de la mañana para coger el deslizador hacia Coca.
Pasaron unas 6 horas de navegación con un poco de lluvia y bastante frío, pero no nos importó en absoluto ya que se trataba de las últimas horas por el bendito río Napo. Creo que si en ese momento la barca se hundía nos era igual, continuábamos nadando hasta llegar a Coca.
Pero no fue necesario nadar. Llegamos a Coca antes de lo previsto y compramos el pasaje para ir POR TIERRA hasta Quito, la capital del Ecuador.
En estos días vivimos una experiencia única, de lo mejor que hicimos en el viaje. Conocimos y aprendimos muchisimo sobre la vida y caímos en cuenta de que siempre existen puntos de vista distintos sobre como vivir el día a día. Niguno es mejor que el otro. Somos todos distintos pero solo según el lugar de nacimiento, crecimiento y entorno de educación. La escencia es para todos la misma.

Precios y Duración de los trayectos:

; font-weight: normal;">De Iquitos (puerto de los Productores) a Indiana: 15min, 8s.

De Indiana a Mazán: 15 mins, 3s

De Mazán a Santa Clotilde: 4 horas, 50s.

De Santa Clotilde a San Rafael: 12 horas, 10s.

De San Rafael a Pantoja: 2 días y 2 noches, 30s.

De Pantoja a Nuevo Rocafuerte: 2 horas, 10$

De Nuevo Rocafuerte a Coca: 6 horas, 10$


* de Iquitos a Pantoja: 7 dias de lancha, 90s.

* de Santa Clotilde a Pantoja: 3 dias de lancha, 40s.



LAMENTABLEMENTE HEMOS SIDO ROBADOS Y PERDIMOS PARTE DE LAS FOTOS QUE ACOMPAÑAN ESTA PUBLICACIÓN. YA EXPLICAREMOS QUE FUE LO QUE PASÓ...

7 comentarios:

k_lero dijo...

Eyyy, he encontrado de casualidad ese artículo vuestro y me ha gustado leerlo, hice el mismo viaje que vosotros algún mes antes (pero en el "Cabo Pantoja", no en el "Andy"), aunque yo me tragué todo el viaje en barco. Buena la historia, yo también tuve episodio con los de migraciones en Nuevo Rocafuerte, estaban de pesca y tuvimos que salir a buscarles. Y cómo hicisteis para tardar 6 horas después? Yo estuve como 12 y se me hizo eterno.

Saludos y buena suerte con el viaje, que a mi ya me queda poquito!

Anónimo dijo...

Me ha encantado la descripcion que habeis hecho del viaje. Vivo en Madrid y me gustaria hacer este recorrido en Diciembre.

cuerda dijo...

Notable descripcion del viaje, yo espero hacerlo a fines de este mes. Corrección:El 6-1 fue de bolivia en contra e argentina, fue por esto que causo tanta sorepresa. Saludos

Anónimo dijo...

Voy siguiendo sus pasos. manhana salgo a Taropoto. Soy mexicano de 43 anhos y quiero llegar a ecuador.

itzcoatl dijo...

Me gustaria que me manden tips para salir con exito de esta nueva vivencia

Clari dijo...

no sabía que se podía cruzar de país por ese río, parece que muchos que hacen sus viajes a Ecuador aprovechan y van a Perú también. debe ser una linda experiencia

Marysol dijo...

Hola estoy por hacer el mismo trayecto pero solo voy a ir por un par de semanas a Iquitos y luego vuelvo a Ecuador para ir para Colombia, Mi consulta es la siguiente, crees que se puede entrar a Peru por ese lado sin pasar por migraciones? porque como me queda poco tiempo de visa en Ecuador no me conviene hacer la salida porque sino despues no me van a dejar volver a entrar y se me va a complicar para entrar a Colombia… mi mail es marychole_arg@hotmail.com

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