lunes, 29 de junio de 2009
Panamá, un país del que poco escuchamos hablar. La verdad, tiene zonas hermosas, sobretodo la parte caribeña, como es el archipiélago de Bocas del Toro o el de San Blas, que según los que conocen, el mejor del Caribe.
Nosotros entramos al país por el de San Blas, y directamente nos fuimos a la ciudad de Panamá. Una ciudad carísima, con hospedajes por las nubes, y por lo tanto rapidita para visitar (al menos, para nosotros). Pasamos noche y visitamos el canal, la zona bancaria y el barrio antiguo y poquito más. Esa misma noche salimos en autobús hacia Almirante, para desde allí agarrar la lancha que va hasta Bocas del Toro, en la isla Colón.
Llegamos a Bocas a primera hora de la mañana, estaba solitario, la gente y los turistas aun estaban durmiendo. Nos instalamos en un hostal, el más económico pero aún y así caro para nuestras posibilidades, pero no podíamos pedir más, estábamos en Bocas del Toro.
La mañana siguiente nos levantamos con la intención de ir a visitar la otra isla, Bastimentos. De casualidad, antes de salir, nos encontramos con unos amigos, Pico, Maria, Aguita y Quetzal, la familia Argentina que habíamos conocido en Ecuador. Fue una gran casualidad, y nos encantó encontrarnos. Hacia algunos días que pensábamos en lo bueno que sería encontrarnos con ellos.
Ese mismo día surgió la idea de alquilar una casa en Bastimentos, así que esa misma tarde empezamos a buscar hasta encontrar algo que se adaptara a lo que estábamos buscando. Después de algunas horas nos instalamos en una casa de madera, totalmente equipada. Eramos 8, la familia de Salta, otra pareja de argentinos y Nico y yo. Aprovechamos los días para vender artesanías en una de las playas más lindas del archipiélago “Red Frog”. Cada mañana caminábamos una hora y media hasta llegar a la playa, vendíamos y luego nos regresábamos en lancha. A la tarde aprovechábamos para aprender algunas cosas nuevas y producir algunas cosas más.
La localidad de Bocas del Toro esta repleta de turistas, de hoteles y de lujosos restaurantes. Al otro lado de la isla Colón, se encuentra Boca de Drago, una playa hermosa, de las que uno imagina como un paraíso, con palmeras sobre el mar, agua transparente, infinidad de cocos para comer, y un montón de animalitos marinos. Hay unos autobuses que salen de Bocas y en 40 minutos de dejan en esta playa por US$2. El único problema de esta playa es la “chitra” (sandflies), un animalito tipo mosquito diminuto que te pica y luego no puedes parar de rascarte. Hay infinidad y a partir de las 17h ya no se puede ni estar.
Justo enfrente de Bocas esta la isla Carenero, un lugar mucho más tranquilo y también con lindas playas para ir a pasar la tarde. Mucho más recomendable que Bocas del Toro. También hay hospedajes, restaurantes y lugares donde uno se puede quedar.
Y luego esta la isla en donde nosotros nos quedamos, Bastimentos. Mucho más tranquila y con poco turismo. Hay posibilidad de alquiler de casas por US$55 por semana y también algunos hostales en donde quedarse.
Nosotros no conocimos más del archipiélago, pero hay lugares que si se tiene la posibilidad vale la pena no perderse. En playa larga hay el desove de las tortugas sobre el mes de junio, snorkel en hospital point, cayo zapatillas,...
Y después de 10 días de playa y artesanías decidimos colgarnos las mochilas de nuevo y volver a emprender viaje. Esta vez hacia Costa Rica...
Etiquetas: Panamá
Definitivamente la alternativa más tentadora, para ingresar a Panamá desde Colómbia, es la ruta desde Turbo hasta Tubalá pasando por algunos poblados de la región de los Kuna Yala.
Después de realizar una investigación a fondo de las posibles rutas y precios descubrimos que más allá de lo común, el avión o los barcos que salen de Cartagena de Indias hacia Panamá pasando por San Blas, existe una vía con más aventura, menos turistas, más económica y hasta un poco peligrosa bordeando el tapón del Darién. Todo lo que necesitamos para ser felices...
La travesía comienza viajando desde Medellín hasta Turbo en un autobús que se demoró toda la noche y unas cuantas horas más de lo previsto por unos derrumbes en la ruta.
Todos los días a las 8 am salen lanchas a mar abierto que cruzan desde Turbo a Capurganá en 2 horas y cobra unos 23 dólares aproximadamente , y nuestra intención era llegar de madrugada para no tener que pasar la noche en esta ciudad, pero la demora nos obligó a buscar un alojamiento y esperar al día siguiente.
Dependiendo de la época del año y del clima las condiciones del mar son tremendamente malas. Hemos escuchado que las olas alcanzan hasta los 3 metros y en alguna ocasión se ha dado vuelta alguna lancha.
Pero nosotros tuvimos suerte y justo dimos con el días más calmo del año...
Realmente no nos queremos imaginar como será el peor día, no nos extraña que se den vuelta las lanchas ni que la gente elija otras rutas para ir a Panamá.
Entonces, pasamos la noche en Turbo y al día siguiente salimos hacia Capurganá. El costo del pasaje es de 49.000 pesos colombianos y a partir de los 10 kilos cobran 500 pesos por cada kilo de exceso.
Es importante que aquellos que van a hacer el viaje no se olviden de comprar bolsas para tapar todo el equipaje, se los aseguramos, uno sale totalmente empapado. Allí las venden por 1000 pesos.
Llegamos a Capurganá a las 12 del mediodía y a las 14 hs, después de que abriera la oficina de migraciones, partimos hacia Puerto Obaldía, en Panamá con otra lancha.
En Puerto Obaldía es necesario armarse de paciencia para que el paso, obligado por migraciones, y la estadía en el pueblo no resulte tan desagradable.
Para no agobiarlos y resumir, haganse una idea. El encargado de poner el sello es un niño de no más de 18 años que se cree el rey del mundo, es el hijo de la alcaldesa que, a su vez, es la que vende los pasajes de las avionetas que van hasta ciudad de Panamá, el padre de la criatura es el que te lleva en la lancha hasta la isla-aeropuerto (el aeropuerto de Pto. Obaldía esta cerrado) y te cobra ni más ni menos que 25 dólares.... y para rematar, el niñato es el dueño de la única fotocopiadora en el pueblo y del único ordenador con Internet – por supuesto te exige la reserva de salida del país y dos fotocopias del pasaporte..................
Pasamos la noche en este infierno y al día siguiente tomamos la lancha hasta Tubalá. A 1 hora de Pto. Obaldía se encuentra esta isla desierta, perteneciente a los Kuna Yala, donde se instaló la pista provisora hasta que finalicen obras en Pto. Obaldía. Al pisar la isla los indios Kuna, ya bastante contaminados por el turismo y los extranjeros, te cobran 1 dólar de tasa aeroportuaria.... (si serán hijos de...)
Pero bueno, son esas cosas que hay que pasar. Ya conocemos los riesgos y lo que toca cuando se utilizan pasos fronterizos poco comunes.
Desde el avión se puede apreciar la inmensidad del tapón del Darién y las islas paradisíacas de la región de los Kuna Yala.
A pesar de todo, valió enormemente la pena y se lo recomendamos a todos que piensen pasar de Colómbia a Panamá.
Para los que estén interesados en seguir esta ruta, les paso un resumen de los tramos a hacer i los precios correspondientes (teniendo en cuenta nuestro regateo)
Medellin- T urbo: 49000 pesos, 8h, bus
Turbo – Capurganá: 49000 pesos, 2h y media, lancha
Capurganá – Puerto Obaldía: 20000 pesos, 40 minutos, lancha
Puerto Obaldía – Tubalá: US$25, 1 hora, lancha
Tubalá – Ciudad de Panamá: US$53, 40 mins, avioneta
Cabe tener en cuenta que hay la posibilidad de hacer el trayecto desde P.Obaldia hasta Colón o Miramar en barcos de carga. Estos van parando en las islas a cargar y descargar, lo que te permite conocer un poquito más de la zona de los Kuna Yala. A nuestra llegada habían 2 barcos en P. Obaldía por irse, pero el amigo de migraciones no nos quiso sellar hasta el día siguiente por la mañana. El precio de estos barcos es sobre unos US$25 por persona.
LA SEGURIDAD EN COLÓMBIA
Abordar el tema de la seguridad en Colombia desde la perspectiva del ciudadano común y corriente, es algo sorprendentemente fácil y sencillo, porque no va más allá de los límites de lo que vivimos en nuestras vidas cotidianas. Si a ello le agregamos las noticias que vemos en la televisión, o que leemos en los periódicos, o que escuchamos en la radio, esa vivencia que tenemos no se ve en forma alguna refrendada, sino que por el contrario nos enteramos de que la situación política en el país, no es ni sencilla ni fácil.
Con ese breve planteamiento lo que intento es mostrar que la situación en Colombia es similar, por no decir idéntica, a la que tiene y vive un ciudadano de cualquier región de España, por ejemplo, con el problema del terrorismo de ETA. Me explico: en España, todo el mundo vive su vida tranquilamente. En Colombia pasa exactamente lo mismo, sin diferencia alguna. Los españoles leen en los periódicos que ETA asesinó a un militar en algún punto del reino, o que explotó una bomba en un cuartel de la Guardia Civil y los colombianos leen algo parecido en sus periódicos, pero no es ni en España ni en Colombia algo que esté tocando de forma directa y personal nuestras vidas. Tanto los unos como los otros tenemos en el país un problema muy grave, pero ese problema no se siente y no lo ve tampoco quien no se está encaramando a las montañas y quien no se está internando en el lejano territorio donde se encuentra el núcleo del problema.
Bogotá es una ciudad con siete millones de habitantes. Suele decirse que es una ciudad tan peligrosa como Nueva York, y quienes vivimos en ella, realmente no encontramos diferencia en cuanto a la seguridad, con respecto a otras grandes ciudades del mundo, quizás eso si, con la excepción de Ginebra, o de Oslo, que son ciudades no seguras al 100%, pero si reconocidamente más seguras que Bogotá, Nueva York, Madrid o tantas otras.
Es cierto que alguna vez se han dado atentados terroristas, pero nunca hemos tenido uno en el que hayan muerto tantas personas como en Nueva York, o más recientemente, Barcelona y Madrid.
Completamente absurdo sería no viajar a Nueva York por lo que hace relativamente poco murieron cerca de tres mil personas en un solo atentado en el centro de la ciudad. Igualmente absurdo sería cancelar un viaje a Madrid por el terrible atentado terrorista que ocurrió hace unos años allí. Y sobra decir que, de igual forma resultaría del todo absurdo dudar en venir a Colombia, donde todos nos enteramos de los problemas que tenemos es a través de los periódicos y la televisión. No estoy diciendo que no haya problemas graves en Colombia, solo estoy poniendo las cosas en su lugar y en su debida y sana perspectiva, sin la insidiosa intervención del periodismo interesado en dar noticias que resulten escalofriantes para poder vender su medio.
Colombia en general es un país que sufre y ha sufrido muchísimo con dos problemas que han frenado el desarrollo del país, y que como es ya conocido, son el tráfico de drogas y la guerrilla. Lo que ya no es tan conocido es que nada menos que el 81.4% de la población total del país repudia y aborrece esas dos lacras, y que cada uno de nosotros en la medida de nuestras posibilidades hacemos cada día cuanto podemos por extinguirlas.
Por lo anteriormente explicado, usted tranquilamente puede ser uno más de los 5.000 pacientes que cada mes llegan a Colombia a cirugía o tratamiento médico u odontológico, procedentes de más de 80 países del mundo.
Dando un clic aquí entrará a un artículo del New York Times donde leerá que el Departamento de Estado, en enero de 2006 publicó una Alerta de Seguridad en la que expresaba que "la violencia en Colombia en los últimos años ha decrecido notoriamente en los centros urbanos, incluso en Bogotá". Por otra parte y según Marshall Louis, vocero de la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá, "la situación de seguridad ha mejorado de manera ostensible en los últimos 5 años. Bogotá puede ser peligrosa, pero no por secuestros sino por robos, al igual que en cualquier otra ciudad del mundo", concluye el vocero de la embajada.
Etiquetas: Colómbia
Desde que empezamos el viaje que íbamos escuchando maravillas de Colómbia. Teníamos ganas de conocer los paisajes, y aún más su gente, en donde finalmente encontramos gente que se comunica, gente que te cuenta, gente próxima, gente de sangre caliente, gente caribeña.
De todas maneras no teníamos mucho tiempo. Nos preocupaba el cruce a Panamá. Aun no teníamos muy claro por donde cruzar ya que no podíamos gastar mucho dinero. Debíamos prever algunos días de sobras para encontrar alguna embarcación que nos conviniera.
Entramos a Colómbia por Ipiales, frontera con Ecuador. Al no tener moneda local nos tocó caminar 2km en subida con nuestras cada vez más pesadas mochilas. En esa hora nos pasaron miles de furgones de policía, del ejército, antidisturbios,... nos sorprendió la cantidad de seguridad. Y bueno, debíamos acostumbrarnos, estábamos en Colómbia el país de la cocaína, la marihuana, los narcotraficantes...
Paseamos por Ipiales en donde comimos nuestra primera arepa. La arepa es una masa de maíz rellena de queso, hecha a la brasa y con dulce por encina. Espectacular! Creo que en los 15 días que estuvimos por Colómbia no dejamos de comer arepas ni un día.
Al final decidimos irnos directamente a Cali para pasar la noche en el bus y así ya avanzar un poquito. En Cali nos esperaba Felipe, un chico tímido e introvertido pero muy agradable y con muchas vivencias que contar.
Cali, la capital de la salsa y una de las ciudades más importantes del país. Una ciudad que huele a Manihuana y a maní (cacahuetes). Conocida por los carteles juntamente con Medellín.
De ahí nos fuimos a conocer el eje cafetero. Pasamos por Armenia, Boquía, Salento, Pereira y Manizales. En todos los lugares estuvimos en casa de CS, Luís nos hospedó en Armenia, Margarita en su reserva natural de Boquía, y Moni en Manizales. A los tres muchísimas gracias por la hospitalidad y por permitirnos conocer mucho más sobre la realidad colombiana.
De estos tres lugares destacamos Salento y sus alrededores por ser un pueblito tranquilo y tradicional, muy artesanal, rodeado de naturaleza y paisajes hermosos, de lo más lindo que hemos visto sobre la extensión de la cordillera de los Andes. Por otro lado, Manizales es una ciudad con bastante atractivo. Tiene mucha oferta cultural donde se respira el ambiente universitario.
De Manizales salimos hacia Medellín, otra gran ciudad colombiana conocida por sus carteles. Nos hospedamos en la casa de Guiomar, situada en una zona tranquila fuera del centro.
Se considera a los Medallos como la gente más agradable y sociable de todo Colómbia y así es. Un ejemplo es el caso de que le preguntes a alguien como llegar a algún lugar, y no solo te indican, sino que hasta te acompañan si tienen tiempo. Y uno puede confiar al 100% en esa persona.
De la ciudad de Medellín resulta imposible perderse el parque de Botero, en donde se exponen algunas de las estatuas que el artista dejó. También hay que mencionar que es la única ciudad del país que dispone de una red de metro y cable metro, 100% segura, limpia y organizada. El parque del periodista se convierte en el centro de quienes quieren salir a tomar algo en la calle. A partir de las 19h se reúnen cantidad de estudiantes para tomar una cerveza y fumarse un porrito. Dicen que un colombiano que no fuma marihuana no es colombiano.
Aprovechamos para ir al cine y ver una película colombiana muy buena, “Los viajes del viento”, que habla del folklore nacional, vallenato, y muestra la diversidad de paisajes que se encuentran en el país.
Nos supo mal no haber podido pasar más tiempo en este país, la gente es maravillosa y lo que no conocimos pensamos que también. Nos queda pendiente para otra ocasión...
Etiquetas: Colómbia
miércoles, 10 de junio de 2009
La ciudad de Otavalo queda ubicada a unas 2 horas de Quito, al norte de la capital del país y a muy pocos kilómetros de la frontera con Colómbia.
El mercado de Otavalo es el más antiguo de todo América del Sur.
Durante toda la semana se extiende en la plaza principal cantidad de puestos de productores y artesanos. Pero el día sábado explota Otavalo y todas las calles del centro de la ciudad se llenan de un puesto al lado del otro, se corta el tránsito y desde la plaza hasta unas 5 cuadras a la redonda es todo artesanos y vendedores.
Fue ahí donde descubrimos el origen de la mayoría de las artesanías que se venden en e resto de América. Todo lo que sea ropa, pantalos de colores y rayas, camisas, sombreros, bolsos, adornos, pulseras tejidas, collares, recortes de tagua, maderda, jade, hamacas, y mucho más, se fabrica en Otavalo y alrededores...
Así que para aquellos que pretendan vestirse en Bolivia o Perú con ropa regional les contamos que en Otavalo, Ecuador, pagarían menos de la mitad de los precios que ponen en esos países.
Etiquetas: Ecuador
martes, 9 de junio de 2009
Desde que conocimos a Mariano y María, los chicos de Las Heras, nos hizo ilusión la idea de viajar un tiempo con ellos. Sobre todo teniendo en cuenta que su itinerario coincidía con el nuestro y los 4 viajamos con las mismas ideas y con el mismo estilo, lo cual es muy bueno porque en otras ocasiones hemos hecho el intento de convivir y no ha resultado tan buena experiencia.
Al parecer ellos pensaban igual, porque no hizo falta organizar mucho que al dejar Riobamba nos fuimos juntos para la costa.
El plan era visitar algunos de los pueblos de la ruta del sol juntos, acampando en las playas y salir a vender solo si aparecía una buena oportunidad.
Manglaralto fue nuestro primer destino. Un pueblito pesquero con muy poco para recorrer pero con una tranquilidad asombrosa.
Por ser temporada baja nos fue muy fácil encontrar un lugar para acampar. En la playa, casi saliendo del pueblo, hay unas cabañas que durante el verano funcionan como comedores, restaurantes o simplemente chiringuitos, pero cierran en temporada de invierno y uno puede poner su tienda en la arena bajo un techo de cualquiera de estos puestos.
De Manglar nos fuimos para Olón, donde conocimos a un Colombiano loco que no paraba de contar historias propias al mejor estilo Rambo....
Después un par de días en Puerto López, otros días más en Canoa y ahí nos separamos.
Pasamos unos 10 días de playa, tranquilidad, relax, comer bien, divertirnos, intentar pescar con las hamacas en un estero...., produciendo un poco para futuras ventas, aprendiendo, intercambiando, haciendo fogones, cocinando recetas inventadas, festejamos el cumpleaños de María. Lo pasamos muy pero muy bien.
En Canoa nos quedamos en una casa que está preparada para hospedar solo a artesanos. Gracias al dato que nos pasaron en Riobamba, “la Colo”,una artesana argentina, llegamos a la Casa del Sol. Un lugar mágico, muy bien puesto y organizado, un hospedaje auténtico y completo por muy buen precio.
Ahí conocimos a la familia de Pico y María con los dos hijos Quetzal, de 5 años, y Agua Marina, de 12 años. Una familia muy original, artesanos que viajan educando a sus hijos con los libros de la calle y las sabidurías de la naturaleza.
Esta familia, de origen en la Quebrada de Cafayate, viaja haciendo la misma ruta que nosotros pero con la intensión de alquilar una casa y establecerse cerca de algún punto turístico para poder producir y vender artesanías. Así que quedamos en mantener el contacto por si la vida nos volvía a cruzar y nos interesaba pasar unos días con ellos.
En Canoa nos despedimos de Mariano y María.
Ahora son nuestros amigos de Las Heras! A quienes sin duda visitaremos la próxima vez que pasemos por Argentina.
Y con la despedida también se aproximaba la salida de Ecuador.
Entramos con el pie izquierdo en este País pero, al cabo de 1 mes, descubrimos que Ecuador es un destino obligado para quienes buscan estar tranquilos y a la vez pasarlo bien.
Entramos por el Oriente, bajamos el valle central, trepamos la Ruta del Sol, regresamos a Quito para pasar una noche y subir al mercado de Otaválo, y ahí termina nuestra vuelta por el país.
Próximo destino, Colómbia!!!
Etiquetas: Ecuador
sábado, 30 de mayo de 2009
Entramos a Ecuador por el oriente. Después de navegar el río Napo llegamos a la ciudad de Coca en donde tomamos un autobus que nos llevó hasta Quito.
Pasamos la noche en la ruta y llegamos a la capital por la mañana. Buscamos un hotel barato y nos dispusimos a recorrer la ciudad.
Caminamos un par de horas y para descansar nos sentamos en un Mc. Donals aprovechando que siempre tienen Wi-Fi gratis y uno se pude conectar sin necesidad de consumir. En este caso nos pusimos de acuerdo para compartir un Mc-helado, y a partir de ese momento cambió nuestra suerte y perdimos el invicto. En un segundo y con mucha técnica nos robaron.
Lo siguiente que hicimos en Quito fue visitar la comisaría para hacer la denuncia y los centros comerciales de cosas robadas para ver si recuperabamos al menos las tarjetas de memoria en donde almacenamos las fotos del viaje. Por suerte no encontramos nada... No es uno de esos lugares en donde uno puede jugar al policía y el ladrón y mucho menos con la prepotencia que se produce a causa del enojo y la sensación de impotencia.
Al día siguiente nos encontramos con Pablo, un chico del CouchSurfing que no podía hospedarnos, sino hasta el domingo, porque era semana santa y no se encontraba en la ciudad.
Con Pablo nos tranquilizamos un poco y gracias a él le dimos una segunda oportunidad a la ciudad. Así que nos quedamos unos 4 días instalados en su gran piso, ubicado en la parte nueva, desde donde visitamos un poco más la ciudad y el predio turístico de la mitad del mundo.
De Quito poco podemos decir. Tiene sus partes muy lindas e históricas, el casco antiguo con estilo colonial puro, la parte nueva repleta de hoteles modernos y centros comerciales inmensos, muchas iglesias, la basílica espectacular y el contraste típico de las ciudades sudamericanas. La gente resulta mucho más agradable que en Perú y Bolivia, son más sociales y conversadores, interesados y preocupados. Da gusto caer en sitios donde se entiende uno con la gente para cualquier necesidad y no ser tratado como distinto por el simple hecho de cargar con una mochila.
Luego de pasar unos días en Quito nos dirigimos a Baños. Bajando por el valle central, del cordón de los andes, se encuentran muchos pueblotes y pueblitos tradicionales en donde uno puede quedarse a pasar días tranquilos o no parar de practicar deportes de toda índole. Se ecuentran vistas hermosas de valles y quebradas, volcanes con sus picos nevados y en actividad, ríos correntosos para la práctica del rafting, interminables senderos naturales, acercamientos a la selva, aguas termales y mucho más. Es espectacular para quienes disfrutan del deporte extremo y el turismo de aventura.
Ricard saltó en pijama!!!
Para dejar huella y sellar nuestra amistad decidimos cometer una locura juntos.
Como ya mencionamos, la zona es de puras quebradas y ríos y...... puentes..... y, ¿que se hace desde los puentes?
SE SALTA!!!
Así que con un par de “Cullons” bien grandes decidimos tirarnos de un puente de 120 metros de altura y sin cuerda...
Pero no nos dejaron, así que lo hicimos sujetados del arnés.
Ese mismo día por la tarde y con la adrenalina todavía en punta, partimos hacia Riobamba.
También ubicada sobre el valle central, Riobamba es una de las ciudades más importantes de Ecuador. Tuvimos mucha suerte de coincidir justo con las fiestas de la ciudad que se celebran durante unos 5 días con desfiles, recitales, ferias, exposiciones, etc.
A nosotros nos vino muy bien porque aprovechamos para vender artesanías durante los días de fiesta donde la gente sale a la calle a pasear y además se junta más gente de los alrededores debido a que las fiestas son muy reconocidas a nivel nacional.
En Riobamba nos esperaban Sandra y Mariana.
Sandra es del CouchSurfing y vive en una casa gigante con su amiga Mariana y más amigos que se alojan a menudo en una de las tantas habitaciones.
En la casa Mariana nos preparó un purgante natural de tomates de árbol y paico con azucar, para tomarlo durante tres días y limpiar nuestros estómagos. Tenemos que reconocer que vino muy, pero muy bien.
También alojaron a Ricard, que para estos días todavía estaba con nosotros.
Ponernos a vender en la calle nos hizo conocer a mucha gente linda, entre ellos dos argentinos de Las Heras, en provincia de Buenos Aires, María y Mariano.
También artesanos pero no de esos que pasan todo el viaje vendiendo y sobreviviendo de las ventas del día a día, sino más bien como nosotros que producimos poco y vendemos muy de vez en cuando.
Parchamos juntos durante esos días y por las noches nos ibamos a comer a los “agachaditos”, (donde se come muy bien y por buen precio), a tomar unas cervezas y continuar con las divertidas charlas de todo el día.
Una recomendación para los que visiten Ecuador, siempre busquen los “agachaditos”, que están en todo pueblo y ciudad y vale la pena comer ahí.
Con nuestros nuevos amigos de Las Heras, Ricard, y los couch de Riobamba pasamos unos días muy divertidos y plenos de buena onda.
Así que no nos queda más que terminar esta entrada con un abrazo grande y deseo de muchos éxitos para todos los que estuvieron ahí.
Etiquetas: Ecuador
domingo, 17 de mayo de 2009
Iquitos tiene la particularidad de ser la ciudad más grande del mundo a la que no se llega por carretera. Los únicos accesos posibles son por vía fluvial o aérea.
Un poco antes de llegar a Iquitos se juntan los ríos Marañon y Ucayali dando nacimiento al río Amazonas.
Es por eso que Iquitos es el mejor punto de acceso a la selva si se mira desde el Perú, y por consecuencia es una ciudad muy turística repleta de oficinas de turismo y guías que trabajan en las calles buscando a quien llevar a la selva. Vale recalcar que los precios para hacer una excursión a la selva son exageradamente altos.
Además de las excursiones, desde Iquitos uno puede cruzar la frontera hacia Brasil, por el río Amazonas; hacia Leticia, Colómbia, también por el Amazonas; y hacia Ecuador, por el rio Napo.
Iquitos es, para aquellos viajeros que continúen explorando el continente, la mejor opción para salir del país teniendo en cuenta que por la costa solo se puede ir hacia Ecuador y las playas peruanas no valen para nada la pena.
Para aquellos que, como nosotros, dejan Brasil para otro viaje es la mejor oportunidad para conocer la selva.
Ni bien llegamos a Iquitos nos pusimos a averiguar como hacer para cruzar a Ecuador. Descartamos Manaus, en Brasil, porque nos alejaba mucho de nuestra ruta, y también descartamos navegar hacia Colómbia porque primero queríamos entrar en Ecuador.
El problema que se nos presentó fue que las “movilidades por el río” (embarcaciones y transporte fluvial) solo son comunes en dirección a los dos países descartados y por el contrario no existe casi relación entre Perú y Ecuador por esta zona de sus fronteras.
No es para nada común viajar desde Iquitos a Coca. Casi nadie se atreve a remontar el río Napo.
En ningún momento descartamos la posibilidad de tener la misma suerte que tuvimos en Pucallpa. Queríamos conseguir otro milagro, pero esta vez no fue posible.
Las “lanchas” son la única movilidad - en la entrada anterior hicimos una breve descripción sobre las “lanchas” que transportan pasajeros y carga – y son mucho peores que las que hacen el recorrido de Pucallpa a Iquitos. Existen solo 4 “lanchas” que remontan el Napo hasta Pantoja, último pueblo peruano antes de ingresar a Ecuador. Están en tan malas condiciones que se pasan la mitad del mes en el taller, anuncian las salidas para un sábado, por ejemplo, y salen recién a los 10 días de pasado ese sábado con tanta carga y pasajeros que en lugar de demorarse 6 días en hacer el recorrido se demoran 10. Y todo funciona así de mal, para nosotros, y así de normal para los mismos peruanos que son los más damnificados.
En algún momento pensamos en salir por la puerta de atrás y regresar hasta Yurimaguas, de ahí bajar por tierra hasta Tarapoto, seguir por carretera hasta Chiclayo, luego Piura, Mancora y entrar en Ecuador por Tumbes.
Pero no! Llegamos a Iquitos con el fin de seguir hacia Ecuador y no nos íbamos a rendir y dejar de aventurarnos en lo desconocido y la selva.
En la oficina de turismo nos brindaron bastante información sobre algunas alternativas para avanzar por el río y como podíamos hacer para visitar algunos pueblos y comunidades siguiendo la ruta del río Napo.
Resulta que a mitad de camino entre Iquitos y Pantoja existe un pueblo que se llama Santa Clotilde y que se puede llegar hasta allí tomando un “deslizador” o rápido (lanchitas pequeñas con motores grandes) en unas 4 horas, cuando las “lanchas” se demoran unos 2 o 3 días en hacer el mismo recorrido.
Ahora tocaba esperar a que zarpe alguna de estas “lanchas” hacia Pantoja y dejar pasar unos 2 días para alcanzarla en Santa Clotilde y así nos quedaría solo la mitad del terrible viaje.
El plan resultaba perfecto porque visitando los distintos puertos encontramos que una de ellas, el “ANDY” estaba punto de salir ese mismo día, y era verdadero, iba a salir...
La misma tripulación del ANDY nos dijo que se demorarían 2 días en pasar por Santa Clotilde y que en unos 5 a 6 días completaban el recorrido de Iquitos a Pantoja, por lo que nos quedarían unos 3 días para navegar con ellos hasta migraciones peruanas.
Dejamos pasar un día y medio y partimos hacia Santa Clotilde. De momento las cosas iban bien y con mucho entusiasmo y ganas de llegar a Ecuador. De todas las opciones esta era la más cómoda, pasar solo 3 noches en la “lancha” no era para nada grave y suficiente como para que resulte de ello una grata experiencia...
Pero como siempre algo tenía que pasar.
A los poco minutos de salir con el deslizador, hacia Santa Clotilde, adelantamos al Andy, y eso fue una mala señal.
Nadie esperaba ver al Andy por lo menos pasadas unas 3 horas de viaje...
En seguida nos dimos cuenta de que tendríamos que pasar una noche en Santa Clotilde y esperar con los dedos cruzados a que no se demore más nuestro nuevo “amigo” El Andy!
Queremos comentar que vale la pena conocer Santa Clotilde. Es una comunidad del río Napo en donde la gente aún se conserva con poca contaminación e influencias de la ciudad y el turismo.
Pasamos la noche en el único hospedaje del pueblo donde conocimos al Capitán Guerrero. Este es un militar peruano que viajaba más arriba de Santa para comenzar con su servicio de dos años en la base del Río Curaray.
El Curaray desemboca sobre el Napo a unas 12 horas al norte de Santa Clotilde.
El Capitán no conocía mucho la zona, pero nos comentó acerca de una comunidad cerca de la base llamada San Rafael y también nos dijo que todas las embarcaciones que pasan por ese punto, ya sea que suben o bajan por el río, están obligados a pasar por el control militar.
El plan seguía en curso y al final la demora del “amigo” nos permitió conocer una comunidad del río y resulto agradable pasar una noche ahí.
Al despertar nos encontramos con que el “amigo” Andy ya estaba descargando en Santa Clotilde y en seguida nos acercamos para preguntar a que hora salían en dirección a Pantoja.
Ahí vino el impacto de aguas muy frías...
La nueva noticia era que el “amigo” saldría recién por la noche y, además, cambiaba su curso normal y se desviaría por el río Curaray para entregar unos postes de luz en una comunidad al final del río, luego bajar otra vez hasta la desembocadura en el río Napo y recién ahí retomar el destino original hacia Pantoja.....
LA PU........ MADRE!!!!!!! (enojo argentino)
ME CAG..... EN DEU!!!!!!! (enojo catalán)
Ahora el tiempo del desvío sumaba 3 días más navegando con el “no tan amigo”... y la paciencia, se los aseguro, no estaba preparada para 6 días en total arriba de una lancha. No hace falta que contemos otra vez sobre las condiciones de viaje.
Lo único positivo era que teníamos unas cuantas horas para decidir si seguíamos con el “no tan amigo” o si pedíamos en el bar un wishky y un revolver.....;">En algún momento del día nos iluminamos y se nos ocurrió que podíamos comentar al Capitán Guerrero sobre la posibilidad de quedarnos a dormir en San Rafael, la comunidad que está en el cruce de los dos ríos, y esperar durante el día en la base militar a cualquier embarcación que pasara en dirección a Pantoja. El Capitán se puso muy de nuestro lado, (somos buenos actores), y enseguida nos ofreció incluso un poco más.
Resulta que de la base a la comunidad hay que caminar una media hora por la selva y el camino no es muy bueno así que nos prometió que se encargaría personalmente de cuidar nuestras cosas durante la noche y así nosotros podíamos ir sin equipaje a dormir tranquilos a San Rafael.
En el peor de los casos esperaríamos tres días entre la base y la comunidad a que regrese el “no tan amigo” de su desvío por el Curaray y de ahí el viaje sería de solo 3 días hasta Pantoja.
Llegamos con el Andy a la base militar después de toda la noche de viaje y enseguida el capitán Guerrero se encargó de presentarnos a los militares encargados del puesto de control y el mismísimo comandante. No hizo falta que nadie nos explique sobre rangos para entender que el capitán se encontraba en una buena posición.
Pasamos ese día muy entretenidos de charla entre oficiales y soldados, en los que sorprendentemente se encuentran niños de 15 años.
Como acordamos dejamos las mochilas en la base y partimos caminando a través de la selva acompañados por uno de los soldados hacia la comunidad de San Rafael, donde no hizo falta decir mucho que ya habíamos hecho amigos y encontrado una casa en donde poner nuestras hamacas para pasar la noche.
San Rafael es una comunidad indígena mucho mas pequeña que Santa Clotilde. La gente resulta muy amable y en ningún momento nos trataron como gringos, turistas o extranjeros. Nos dieron la oportunidad de participar en sus conversaciones, jugar con los niños a cartas y sentarnos en un bar a tomar cerveza caliente invitados por unos trabajadores de madera y también algunos soldados.
;">A la mañana siguiente aparecimos por la base y el comandante ya nos esperaba con el desayuno y muchas ganas de conversar. Pasada la mañana esperando en el control recibimos el llamado otra vez del comandante, pero esta vez para almorzar junto a las grandes autoridades de la base. En el almuerzo aprendimos mucho sobre el punto de vista del ejército peruano sobre las guerrillas y los grupos terroristas que en su momento fueron un problema cotidiano en la sociedad peruana. También hablamos un poco sobre estructuras militares, rangos y diferencias entre los ejércitos de nuestros países. Hasta incluso hablamos sobre animales de la selva y nos contaron los peligros de la zona, casos de anacondas, anguilas eléctricas, arañas, pirañas,...
Dentro de la base hay una laguna con un letrero gigante de prohibido bañarse ya que hacia no más de un año había muerto un soldado electrocutado por una anguila, y a otro soldado se le enganchó una anaconda de la rodilla pero milagrosamente se salvó. En esa laguna uno no se puede bañar, pero si que se puede hacer un paseito en canoa. Así que después del almuerzo nos aventuramos con un botecito sobre esas aguas tan peligrosas.
Pasamos ese día entretenidos en la base sin señal de ninguna embarcación y por la noche regresamos a San Rafael.
A la mañana siguiente otra vez repetimos la misma historia pero le agregamos el apoyo de la gente de la comunidad, como alguno dijo, “es una buena noticia si no los vilvemos a ver, significa que han encontrado movilidad”. Otra vez en la base nos esperaba el comandante con el desayuno y con un regalito. Nos dio un envase lleno de repelente militar, ya que los repelentes de farmacia no sirven para nada.
Después del desayuno nos dirigimos otra vez al puesto de control con esperanzas de que llegara alguna embarcación. Pasó la mañana y nada.
Como cada día nos fuimos a almorzar y por sorpresa de todos, justo terminando la comida, apareció nuestro “gran amigo”... No lo esperábamos hasta el día siguiente, así que fue una gran alegría. De ahí el Andy ya se iba a Pantoja y como iba con poca carga y pocos pasajeros preveía su llegada para dentro de un par de días.
;">Nos instalamos sobre la cubierta de las hamacas y empezamos a hacernos buenos amigos. Imaginen el aburrimiento de las personas que ya hacía una semana que estaban encerradas en el barco.
También hicimos buena relación con la tripulación y no faltó la conversación sobre Maradona y el 6 a 1 de la selección Argentina contra Bolivia en La Paz.
El tiempo pasó muy rápido y sin darnos cuenta llegamos a Pantoja, otra comunidad del río pero ésta si que te está contaminada por las influencias exteriores. La gente no tiene las mismas características que en las comunidades anteriores. Aquí, por ejemplo, dicen ser peruanos pero todos los precios están en dólares, como en Ecuador... Entendemos que muchas cosas llegan desde muy lejos y ya se pagan caras, pero otras no y se siente el abuso.
Cobran por los servicios tal como lo hacen en ecuador, la comida está tres veces más cara, las salidas hacia Nuevo Rocafuertre, siguiente pueblo por el río pero ya en Ecuador, las cobran totalmente desproporcionadas con el resto de los precios entre Iquitos y Pantoja. Ellos mismos reconocen que abusan del turismo y con mucho sarcasmo ya que una vez ahí......
Pero nosotros nos las ingeniamos para salir a cuenta y no dejar nada en ese pueblo que tanto nos disgustó.
En el barco conocimos a un ecuatoriano que nos contó que su padre viajaba de Nueva Rocafuerte a Pantoja, y viceversa, unas cuantas veces al mes. Entra con turistas a Perú y vuelve a su casa, del lado ecuatoriano, con animales y algunas provisiones más, pero rara vez sube con pasajeros.
Antes de llegar a Pantoja no era seguro que este señor estuviera por el lado peruano. Pero para nuestra continuada suerte así lo fue. El señor “Morocho” se encontraba por la zona en busca de unos chanchos para subir a Nuevo Rocafuerte y, gracias a que conocíamos un poco a su hijo, no tuvo inconveniente en llevarnos hasta Ecuador por solo 10 dólares y 30 soles....
Eso era todo lo que teníamos para ofrecer, un poco en serio y otro poco porque nos negamos a pagar 50 dólares que era lo que todos exigían. Por esto ganamos algunos enemigos. A pesar de que la tripulación de nuestro “gran amigo”, el señor de la gasolina, el ecuatoriano y su padre y algunos pantojinos más estaban de nuestro lado, ganamos como enemigos a todos los del gremio de los “pequepeques” y sobre todo a su lider, una mujer con muy mala onda que no hace más que comer sentada en su bar y decidir quien puede llevar a quien y hacia donde, junto a sus amigos arreglados de migraciones y permisos fluviales.
Pasamos nuestra última noche del lado peruano durmiendo en el Andy, con permiso de la tripulación, para no pagar hospedaje y a la mañana siguiente partimos con el Morocho y sus animales hacia Ecuador.
Así dejamos Perú. Con mucha alegría por haber logrado una ruta imposible y llena de trabas, y un poco de tristeza porque en la dificultad estuvo el encanto. Cumplimos con nuestro objetivo y llenamos nuestros corazones con una experiencia única e inolvidable.
En Nuevo Rocafuerte nos esperaban los de migraciones... va, no nos esperaban...
La historia en Ecuador comienza entrando por una frontera tan pero tan poco utilizada que ni siquiera tienen oficina de control migratorio y aduana, o mejor dicho, si la tienen pero no es más que la propia casa de los policías asignados a la selva.
Al ingresar esperamos unas 2 horas, aproximadamente, a que apareciera el policía con el sello para entrar. En ese rato se acercaron un montón de niños a jugar con nosotros y nos invitaron a recoger algunas frutas de los árboles de la quinta del cura, aprovechando que el cura no estaba.....
Cuando llegó el de migraciones nos hicimos amigos y le pedimos si nos dejaban dormir en el suelo de la casa-oficina y para sorpresa de los dos nos dijeron que si. Total no perdíamos nada con hacer el intento y resultó que hasta nos dieron una cama y nos pusieron el mosquitero para que soñemos con los angelitos.
Hace unos días un amigo nos preguntó cual fue el sitio más raro en el que dormimos alguna vez y definitivamente fue este, nunca habíamos dormido en una oficina de migraciones.
Nos tocó pasar la noche y despertar a las 4 de la mañana para coger el deslizador hacia Coca.
Pasaron unas 6 horas de navegación con un poco de lluvia y bastante frío, pero no nos importó en absoluto ya que se trataba de las últimas horas por el bendito río Napo. Creo que si en ese momento la barca se hundía nos era igual, continuábamos nadando hasta llegar a Coca.
Pero no fue necesario nadar. Llegamos a Coca antes de lo previsto y compramos el pasaje para ir POR TIERRA hasta Quito, la capital del Ecuador.
En estos días vivimos una experiencia única, de lo mejor que hicimos en el viaje. Conocimos y aprendimos muchisimo sobre la vida y caímos en cuenta de que siempre existen puntos de vista distintos sobre como vivir el día a día. Niguno es mejor que el otro. Somos todos distintos pero solo según el lugar de nacimiento, crecimiento y entorno de educación. La escencia es para todos la misma.
Precios y Duración de los trayectos:
; font-weight: normal;">De Iquitos (puerto de los Productores) a Indiana: 15min, 8s.
De Indiana a Mazán: 15 mins, 3s
De Mazán a Santa Clotilde: 4 horas, 50s.
De Santa Clotilde a San Rafael: 12 horas, 10s.
De San Rafael a Pantoja: 2 días y 2 noches, 30s.
De Pantoja a Nuevo Rocafuerte: 2 horas, 10$
De Nuevo Rocafuerte a Coca: 6 horas, 10$
* de Iquitos a Pantoja: 7 dias de lancha, 90s.
* de Santa Clotilde a Pantoja: 3 dias de lancha, 40s.
LAMENTABLEMENTE HEMOS SIDO ROBADOS Y PERDIMOS PARTE DE LAS FOTOS QUE ACOMPAÑAN ESTA PUBLICACIÓN. YA EXPLICAREMOS QUE FUE LO QUE PASÓ...