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sábado, 30 de mayo de 2009

Ecuador por el Valle Central

Entramos a Ecuador por el oriente. Después de navegar el río Napo llegamos a la ciudad de Coca en donde tomamos un autobus que nos llevó hasta Quito.
Pasamos la noche en la ruta y llegamos a la capital por la mañana. Buscamos un hotel barato y nos dispusimos a recorrer la ciudad.
Caminamos un par de horas y para descansar nos sentamos en un Mc. Donals aprovechando que siempre tienen Wi-Fi gratis y uno se pude conectar sin necesidad de consumir. En este caso nos pusimos de acuerdo para compartir un Mc-helado, y a partir de ese momento cambió nuestra suerte y perdimos el invicto. En un segundo y con mucha técnica nos robaron.
Lo siguiente que hicimos en Quito fue visitar la comisaría para hacer la denuncia y los centros comerciales de cosas robadas para ver si recuperabamos al menos las tarjetas de memoria en donde almacenamos las fotos del viaje. Por suerte no encontramos nada... No es uno de esos lugares en donde uno puede jugar al policía y el ladrón y mucho menos con la prepotencia que se produce a causa del enojo y la sensación de impotencia.
Al día siguiente nos encontramos con Pablo, un chico del CouchSurfing que no podía hospedarnos, sino hasta el domingo, porque era semana santa y no se encontraba en la ciudad.
Con Pablo nos tranquilizamos un poco y gracias a él le dimos una segunda oportunidad a la ciudad. Así que nos quedamos unos 4 días instalados en su gran piso, ubicado en la parte nueva, desde donde visitamos un poco más la ciudad y el predio turístico de la mitad del mundo.


De Quito poco podemos decir. Tiene sus partes muy lindas e históricas, el casco antiguo con estilo colonial puro, la parte nueva repleta de hoteles modernos y centros comerciales inmensos, muchas iglesias, la basílica espectacular y el contraste típico de las ciudades sudamericanas. La gente resulta mucho más agradable que en Perú y Bolivia, son más sociales y conversadores, interesados y preocupados. Da gusto caer en sitios donde se entiende uno con la gente para cualquier necesidad y no ser tratado como distinto por el simple hecho de cargar con una mochila.



Luego de pasar unos días en Quito nos dirigimos a Baños. Bajando por el valle central, del cordón de los andes, se encuentran muchos pueblotes y pueblitos tradicionales en donde uno puede quedarse a pasar días tranquilos o no parar de practicar deportes de toda índole. Se ecuentran vistas hermosas de valles y quebradas, volcanes con sus picos nevados y en actividad, ríos correntosos para la práctica del rafting, interminables senderos naturales, acercamientos a la selva, aguas termales y mucho más. Es espectacular para quienes disfrutan del deporte extremo y el turismo de aventura.


Para estos días coincidímos con un amigo de Barcelona. Es muy gratificante y produce mucha ilusión verte con alguien de tu lugar, un cable a la vida, lejana pero real. Después de intentar cruzarnos en Perú habíamos perdido las esperanzas. Pero la vuelta de la mochila nos llevó a encontrarnos con Ricard Franch, un músico amigo y compañero de trabajo.

Ricard saltó en pijama!!!

Para dejar huella y sellar nuestra amistad decidimos cometer una locura juntos.
Como ya mencionamos, la zona es de puras quebradas y ríos y...... puentes..... y, ¿que se hace desde los puentes?

SE SALTA!!!

Así que con un par de “Cullons” bien grandes decidimos tirarnos de un puente de 120 metros de altura y sin cuerda...
Pero no nos dejaron, así que lo hicimos sujetados del arnés.
Ese mismo día por la tarde y con la adrenalina todavía en punta, partimos hacia Riobamba.
También ubicada sobre el valle central, Riobamba es una de las ciudades más importantes de Ecuador. Tuvimos mucha suerte de coincidir justo con las fiestas de la ciudad que se celebran durante unos 5 días con desfiles, recitales, ferias, exposiciones, etc.
A nosotros nos vino muy bien porque aprovechamos para vender artesanías durante los días de fiesta donde la gente sale a la calle a pasear y además se junta más gente de los alrededores debido a que las fiestas son muy reconocidas a nivel nacional.
En Riobamba nos esperaban Sandra y Mariana.
Sandra es del CouchSurfing y vive en una casa gigante con su amiga Mariana y más amigos que se alojan a menudo en una de las tantas habitaciones.
En la casa Mariana nos preparó un purgante natural de tomates de árbol y paico con azucar, para tomarlo durante tres días y limpiar nuestros estómagos. Tenemos que reconocer que vino muy, pero muy bien.
También alojaron a Ricard, que para estos días todavía estaba con nosotros.


Ponernos a vender en la calle nos hizo conocer a mucha gente linda, entre ellos dos argentinos de Las Heras, en provincia de Buenos Aires, María y Mariano.
También artesanos pero no de esos que pasan todo el viaje vendiendo y sobreviviendo de las ventas del día a día, sino más bien como nosotros que producimos poco y vendemos muy de vez en cuando.


Parchamos juntos durante esos días y por las noches nos ibamos a comer a los “agachaditos”, (donde se come muy bien y por buen precio), a tomar unas cervezas y continuar con las divertidas charlas de todo el día.
Una recomendación para los que visiten Ecuador, siempre busquen los “agachaditos”, que están en todo pueblo y ciudad y vale la pena comer ahí.
Con nuestros nuevos amigos de Las Heras, Ricard, y los couch de Riobamba pasamos unos días muy divertidos y plenos de buena onda.
Así que no nos queda más que terminar esta entrada con un abrazo grande y deseo de muchos éxitos para todos los que estuvieron ahí.

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