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jueves, 19 de marzo de 2009

AVENTURA ENTRE FRONTERAS

De camino a San Pedro de Atacama, por el paso de Jama alcanzamos a ver uno de los atardeceres más espectaculares de nuestras vidas. La ruta atraviesa la cordillera de los andes llegando a los 5000m. de altura. A medida de que avanza sobre territorio chileno las montañas se vuelven más desérticas y espectaculares. El sol pinta una infinidad de colores sobre el paisaje.
Nos quedamos un par de días en San Pedro y visitamos el Valle de la Muerte y otro increíble atardecer en el Valle de la Luna. San Pedro es una ciudad linda y auténtica en medio del desiert
o, pero nos encontramos con demasiado turismo, una ciudad cara y con pocas posibilidades de conocer si tener que pagar.
El objetivo de cruzar otra vez a Chile, era entrar en Bolivia por el Salar de Uyuni y ahí empieza nuestra aventura...
Después de un par de horas haciendo dedo en dirección a Calama aparecieron de nuevo los que nos cruzaron por el paso de Jama de Argentina a Chile. sin dudarlo nos levantaron y nos dejaron en la ciudad de Calama. Después de averiguar posibilidades para cruzar a Bolivia nos encontramos con la sorpresa de que ni el tren funcionaba para pasajeros, ni los autobuses tenian pasajes para los siguientes 2 dias. Calama es una ciudad sin ningún tipo de atractivo, convertido en un alojamiento único para immigrantes mineros. Las ganas de salir de la ciudad y la información que recibimos de algunos bolivianos, nos animaron a intentar hacer dedo hacia Chiu Chiu y así alejarnos de Calama y acercarnos un poco más a la frontera. Hay que tener en cuenta que nos arriesgamos demasiado porque es una ruta muy poco transitada y ya estaba oscureciendo. Pero la suerte seguía con nosotros y un camión frigorífico nos levantó.
Chiu Chiu queda solo a 37km de Calama, pero para sorpresa nuestra no tiene nada que ver con la ciudad y conserva la estética y las costumbres de un pueblo de hace muchos años. Pasamos la noche en el camping y el dia siguiente a las 7 de la mañana nos levantamos para esperar el paso de los camiones de combustible que pasaban cada domingo. Teniamos suerte, llegamos el día de mayor tránsito. Al poco rato llegó Mark, un escocés de 19 años que como nosotros viaja a dedo. Ya eramos tres y la aventura empieza a ponerse en marcha.
Al cabo de unas horas de esperar decidimos irnos juntos con un camionero hasta un pueblo minero de 50 habitantes a mitad de camino. No sabiamos con lo que nos ibamos a encontrar, pero siempre se trata de probar suerte.

En Ascotán nos dejaron y empezamos a hacer dedo de nuevo. En realidad no pasó ningún coche y decidimos ir en sentido contrario hasta un control de Carabineros (policia chilena) para que nos ayudaran a subirnos al primer coche en dirección a Ollagüe, la frontera. Al cabo de solo 10 minutos apareció el responsable del final de nuestra aventura, un bolviano residente en Chile que llebava a su sobrina casualmente a la ciudad de Uyuni, nuestro último destino. El Carabinero le “pidió” que nos lleve a los tres hasta Ollagüe, y el hombre no se pudo negar.
Una vez arriba de la camioneta nos enteramos de que se dirigian hacia Uyuni y enseguida comenzamos a pensar como hacer para convencerlo de viajar con ellos. Hay que tener en cuenta que en Bolívia el dedo no funciona. Los Bolivianos son muy cerrados al respecto.
Al llegar al paso fronterizo enseguida hicimos los trámites casi sin darle aire ni opción a dejarnos ahí, a pesar de que hizo un intento en un puesto de carabineros.
Cruzamos la aduana chilena sin ningún inconveniente. Avanzamos unos km más hasta la aduana boliviana y nos encontramos con la sorpresa de que teniamos que pagar una tasa de 21 bolivianos para entrar al país. Indignados pero sin opción todos pagamos la tasa menos Mark. Resulta que el escocés viajaba sin dinero en efectivo. Cuando volvió a entrar en migraciones para intentar negociarlo con ellos, por casualidad el policia no estaba allí. De repente vió el sello encima de la mesa y sin pensarlo dos veces hizo lo que creemos que nadie haría jamás... se auto-selló! Primero probó sobre su mano y al verificar que era el correcto, entrada, lo estampó en una hoja vacía de su pasaporte.
Contento y sin pensar demasiado, seguramente por los nervios, causa de una adrenalina gigante, salió de la oficina corriendo hacia la camioneta y nos dispusimos a marchar.
Antes de que salieramos del predio fronterizo se acercó el policía rapidamente y nos detuvo el vehículo. Hizo bajar al conductor y le pidió que no continuara, que uno de nosotros no podía entrar a Bolivia...
Mark estava nervioso, y salió Nico a defenderlo delante del policia. Se fueron a la oficina y a mitad de discusión sobre la posibilidad de dejar a Mark en suelo chileno, apareció una familia que necesitaba hacer los trámites de aduana e ingresar a Bolivia. El policia le pidió a Nico de esperar 5 minutos mientras hacia los trámites para la família. Nico vió la oportunidad, salió de la oficina, se dirigió al coche con tranquilidad y dijo: ya está todo bien, nos podemos ir. Arrancamos y sin los otros saberlo nos dimos a la fuga. Convertimos a Mark en un prófugo de la ley.
Al conductor no le quedaba otra alternativa, estabamos todos dentro del coche dispuestos a ir hasta Uyuni. Lo que quedaba de camino aún era peor que el comienzo...
El conductor, boliviano de toda la vida, sabia de memória como llegar a Uyuni saliendose del camino y atravesando valles montañas y salares sin seguir ni siquiera una huella. Con un coche antiguo y no en muy buen estado atravesava cualquier obstáculo del camino, firme, sin soltar el acelerador provocando el efecto típico de una licuadora.
Al cabo de unas horas entro la noche con una gran tormenta. Seguiamos sin seguir ningún camino, era oscuro y todo empezaba a inundarse. Sin exagerar, los rayos caian delante del vehiculo a un máximo de 100 metros. Es importante aclarar que la camioneta no era de doble tracción y por enmedio de la montaña y con lluvia más que rodar iba de lado a lado. Todo un rally.
El conductor parecia tranquilo, pero todos los otros estabamos más que asustados.
Al final de todo cumplimos con nuestro objetivo y llegamos a Uyuni sanos y salvos, aunque más tarde de lo previsto. A pesar del miedo, fué una buena experiéncia sobretodo por que la podemos contar. Al dia de hoy no sabemos que fué de la situación legal de Mark, pero como se dan las cosas en Boliva, suponemos que no tuvo ni tendrá ningún problema.


1 comentarios:

Yash dijo...

jaajaja me mueroo! que geniooo, Marc es amigo mio! siempre un arriesgado, pero siempre le van bien las cosas, debe ser su buena vibra que lo sigue. Lo conoci en ese mismo viaje, pero en Buenos Aires, y nos hicimos grande amigos! Excelente historia :)

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